Levedad
Augusto entra en monotonía al despuntar el atardecer; aburrirse es adormecedor, según el diccionario. Pasea de un lado a otro por el espacio circunspecto del departamento, ordena su colección de mal humor y se da por vencido. Pronto, se sienta en el sofá, junto a Winston Churchill, y mira infomerciales y malas noticias el resto de la noche.
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